Todos los años, el 31 de agosto, cuando mi país celebra el Día del Idioma Rumano, pienso en nuestro idioma con nostalgia y orgullo. Estoy tentado por las emociones, pensando en lo que pasó, para que podamos hablar de eso hoy, en paz y libertad. Nos alienaron tantas veces, nos expulsaron de casa, nos reemplazaron por otros idiomas, ajenos al alma rumana, nos la vendieron, la torcieron, pero ella ella se resistió, porque es una ganadora y una valiente.
Y entonces me doy cuenta una vez más de que tengo un lenguaje particularmente hermoso, como somos, como personas; que el idioma rumano es mi tierra natal y que somos y siempre seremos una nación de campesinos obligados por el idioma, porque solo el campesino sabía cómo defender su idioma, cómo protegerlo de los extranjeros, cómo recuperarlo de más de 7 mares y 7 países cuando su discurso fue abandonado, sin él. Es por eso que hoy me siento agradecido y orgulloso de hablarlo, así que, ¡feliz cumpleaños, idioma rumano, en cualquier parte del mundo!
